Visitas

martes, 14 de junio de 2011

Capítulo Uno

¿Sabes si alguna vez has querido ser especial, cuando veías que los demás tenían algo que a ti te faltaba, que lo necesitabas para sentirte bien? Pues a mí nunca me ha pasado. Quiero ser normal, porque no lo soy, soy esa persona especial, bueno, supongo que la palabra exacta es que soy un “bicho raro”. Tampoco es que me sienta superior a vosotros, pero sé que nunca seré como vosotros por mucho que lo desee. Ese es mi destino. No ser normal.

Os preguntaréis por qué no soy normal. Os explicaré todas las razones que se me ocurran al paso. Para empezar, vosotros usáis los cinco sentidos; yo uso el sexto, que es la llamada intuición, pero no es una intuición lo que yo siento, es una certeza. Os pondré un ejemplo: vas caminando por la calle y en un momento dado te dices: “Tengo la intuición de que si cojo el camino de la izquierda va a pasar algo”. Y te encaminas por el de la derecha. Pues yo sé qué es lo que va a pasar, lo veo como un sueño, como si viera el futuro, pero menos peligroso. Luego, vosotros usáis el 10% del cerebro; yo uso el 50%, por lo que puedo leer el pensamiento de la gente en el momento que quiera y a la persona que quiera, pero eso solo puedo hacerlo tras un largo entrenamiento. Ah, y también sé bloquear mi mente para que nadie pueda hacer lo que yo hago conmigo. Y sí, hay más gente como yo, estamos por todo el mundo. A lo mejor alguno de tus amigos es como yo. ¡Pero bueno!, ¡si todavía no sabéis qué es lo que soy!

Soy una especie de bruja. Una hechicera del siglo XXI. Y eso quiere decir que ni tengo una verruga, ni un sombrero de esos que no me gustan nada, y que tampoco tengo un gato.

Mi madre es una de las hechiceras de la Junta de los Siete, lo que implica que es una de las hechiceras más poderosas del momento. En cambio, mi padre era, y sigue siendo, un simple profesor de historia en un instituto normal, y al mismo tiempo es también un profesor de historia de la magia y de la brujería” para alumnos muy exclusivos: solo yo.

En todo el mundo hay dos clanes de hechiceros, y luego están los que no pertenecen a ningún grupo, pero esos son neutrales. Uno de los clanes es el nuestro, en el que tanto mujeres como hombres somos iguales, y luego está el otro, el exclusivamente masculino, en el que las mujeres solo sirven para cocinar, limpiar y hacer el resto de tareas, también para tener hijos, educarlos, y para compartir marido con otras mujeres. En fin, un clan muy machista y chapado a la antigua. Yo siento pena por los hijos de los miembros de ese clan en nuestra época, sobre todo por las chicas, no podría soportar estar en su lugar. Los dos clanes estamos metidos en una guerra desde hace más de 10.000 años de la que ni yo sé el motivo, pero eso ya os lo explicare más adelante.

Me llamo Kate, tengo dieciséis años y vivo a las afueras de Londres en una casa de dos pisos y sótano en un acogedor vecindario. Vivo con mis padres y mi perro. Mi madre se llama Maria y mi padre John. Mido un metro setenta y pico, tengo el pelo moreno y los ojos verdes, color bambú (heredados de mi madre), y una nariz ancha que a mí no me gusta nada (heredada de mi padre). Mis mejillas normalmente están sonrojadas, bien sea por el frío, por el calor, o por la vergüenza que me hacen pasar mis padres a veces. Estudio cuarto de la E.S.O. en un instituto de Londres en el que no se lleva uniforme (probablemente sea el único). Como os he dicho antes, uso el 50% de mi cerebro, y eso me hace parecer más inteligente de lo normal, por lo que voy a todas las clases avanzadas posibles, obligada por mis profesores y por mis padres.

Mi mejor amiga se llama Bethany y tiene la misma edad que yo. Vamos al mismo instituto, pero a distintas clases, porque la pobre no clava una. Pero es una persona maravillosa, una de las mejores personas que he conocido en mi vida. Es muy graciosa, algo extrovertida y tímida a la vez, y muy generosa. Para rematar, es rubia, tiene los ojos azules y un tipo que algunas matarían por tener, y, sobre todo, tiene un ojo impresionante con la moda. Trabaja en sus horas libres para una marca muy conocida de ropa, como ayudante en algún puesto importante que no recuerdo. Sus padres están divorciados y vive solo con su padre, dos calles más allá de la mía. Nunca le he leído la mente... intencionadamente. Cuando era pequeña y aún no sabía cómo controlarlo, le que quería cortar con uno de sus seis novios para regalármelo a mí. ¡Solo teníamos siete años! Pero me lo regaló.

3 comentarios:

  1. Hola!! Me lo he leído y me llama la atención, me ha dejado enganchado a pesar de que solo se presenta Kate y quiero leer el segundo capítulo jejeje
    Besos ;)

    ResponderEliminar