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jueves, 2 de febrero de 2012

Capítulo 11 (Parte 2)


El ruido de unos pasos me despierta, abro los ojos y oigo unos susurros.
-          Dicen que es imposible…
-          No… saben… y ella…
Por la voz, doy por hecho que son mis padres  los que están hablando.
-          ¿Mama? ¿Estás ahí? – Susurro con voz adormilada.
-          Si – Entra a mi cuarto - ¿Qué tal te encuentras?
-          No lo sé.
La verdad es que me siento como si fuera un día normal, ni bien ni mal. Eso sí, me siento un poco rara, como si lo ocurrido hace… unos minutos o unas horas fuera un simple sueño.
-          Levántate cariño. – Me ordena mi madre.
Asiento, me despojo de mis sabanas y pongo los pies en el frio suelo. Me pongo de pie y me muevo unos centímetros por mi habitación. Me siento un poco mareada, solo eso.
-          Puedo caminar y no me duele nada. Solo estoy un poco mareada, pero eso no es algo nuevo. – Le informo – Por cierto, ¿en qué año he despertado?
Mi madre sonríe.
-          En el dos mil once y ahora mismo son las dos del mediodía, eras como la bella  durmiente, esperando a tu príncipe azul…
Se echa a reír, la verdad es que mi madre no tiene sentido del humor. Pero eso no es lo que me importa… ¿¡ Las dos?! ¡Tengo que llamar a Jack! Tengo que quedar con él
-          ¿Ha llamado alguien? – Le pregunto agitada.
-          Si… Jack… creo… Pero Kate…
Sin dejarle hablar, salgo disparada al pasillo a coger el teléfono, no tardo ni diez segundos en marcar el número de Jack. Me encierro en el cuarto de baño,
-          ¿Sí?  Pregunta alguien al otro lado.
-          Hola. – Saludo con una sonrisa, como me ha alegrado escuchar su voz.
-          Hola Kate, ¿Qué tal? Tu madre me ha dicho que estás cogiendo un virus.
-          ¡Qué va!  Ayer estaba muy cansada, eso es todo.
-          ¿Seguro?
-          Seguro. – Vuelvo a sonreír. -¿Y tu qué tal?
-          Pues… Bastante mal…
La sonrisa que tenía ha desaparecido.
-          ¿Por qué?
-          Hoy no podré quedar… - Y ahora mismo cualquier chispa de alegría que tenía ya no está, ahora vuelvo a sentirme cansada, enferma. – En serio, lo siento, tu no estarás enferma, pero yo si… Es el maldito virus que se ha apoderado de todo Londres y alrededores.
-           ¿Y ha sido de un día para otro? Ayer estabas perfectamente…
-          Ya lo sé, pero al parecer a las cuatro de la mañana me desperté muy mareada y ya sabes...
-          Puf… Que mala suerte, ¿y tienes fiebre?
-          Creo que sí, un poco, treinta y nueve o por ahí…. – Ahora que lo pienso, su voz parece más apagada, más débil. – Kate, lo siento de veras. Sabes que tenía muchas ganas ¿no?
-          Pues… supongo…
-          Kate, ¡No seas boba! Me gustas mucho y quería que lo de hoy fuera una tarde para los dos.
Sonrío y noto como se me ruborizan las mejillas.
-          Vale….Pero por favor, - intento cambiar de tema – dime que mañana estarás bien. Tienes que venir al insti.
-          Pues no sé si podré ir, si sigo así no sé si me dejarán, o si tendré ganas….
-          Ah…
-          ¿Y ahora por qué hay tantas ganas de verme?
-          Porque Beth está fuera y no sé si soportaré que tu tampoco estés
-          Qué bonito Kate. – Se ríe. .No te prometo nada pero a  ver si mejoro, que estoy de tener fiebre hasta los… Además tienes a Bennie, a Laurie y a Daniel.
-          Ya lo sé… Pero no es lo mismo.
-          Me lo supongo, ¿Qué sería del universo sin el guapo e inteligente Jack?
Me río.
-          No seas bobo, sabes perfectamente que sería un mundo mucho mejor.
Ahora es el que ríe, pero eso hace que tosa, se nota que está enfermo.
-          Eso me ha dolido mucho, - me reprocha. ¿Y por qué sería un mundo mejor?
-          Sabes perfectamente que desde que tú estás con nosotros en los descansos y en clases ha hecho que la mayoría de chicas nos odien, están obsesionadas, y nos miran como si fuéramos unas delincuentes, pero si tu no estuvieras, pues volverían a mirarnos ya sabes… Normal.
-          ¿Eso es todo lo que provoco yo? ¿La desgracia de mis amigos?
-          ¡Si nos quieren ver muertas! – Bromeo.
El vuelve a reír a carcajada limpia, adoro su risa.
-          No, pero en serio, tienes que venir, mañana no podría sobrevivir sin ti.
-          Ya veremos… - Se hace el interesante.- Bueno Kate, voy a tener que colgarte.
-          Vale, adiós.
-          Adiós Kate.
Esta vez soy yo la que cuelga primero. Las cosas me están saliendo al revés. Beth está en Paris, Jack enfermo…
Sobre todo lo que más me preocupa es que estoy con el signo de interrogación porque mis padres dudan que este a salvo de la muerte a causa de la visión de ayer. Además no paro de ver esas imágenes, da igual en lugar, no hago más que verme llorando con el rostro lleno de desesperación. ¿Qué será lo que me hace sufrir tanto? Sé que no me hace mucha gracia matar a alguien como si estuviera en “Los Juegos Del Hambre” pero eso de que llore delante de mi enemigo… No lo sé, esto me confunde, y mucho. Así que tendré que vivir con la curiosidad un poco más. No tengo ni idea de cómo va a ser mi vida ahora en adelante y al parecer nadie va a explicármelo. 

Capítulo 11


Al oír estas palabras mis padres se miran el uno al otro, con una mirada preocupada. Intento sentarme pero no puedo hacerlo, me siento sin fuerzas, como si alguien no me dejara moverme.
-          Tranquila, quédate tumbada. Y espera unos minutos hasta que repongas fuerzas.
-          ¿Qué pasa¿ - Pregunto confundida.
Se quedan en silencio y eso es una clara respuesta de que si pasa algo.
-          ¿Por qué preguntas eso?
-          No hay más que ver  vuestras caras – Digo con una voz débil, no parece la mía.
Mi madre mira a papa y se pone de pie, tu espera a que puedas moverte y luego hablamos.
-          No. Lo que tengáis que contarme lo podéis hacer ahora.
Los dos suspiran y se sientan en mi cama.
-          Verás… Lo que pasa es que las visiones no suelen ocurrir hasta los dieciocho, es decir, no sueles tener visiones hasta que decides si ser inmortal o no.
-          Bueno, pues yo creo que es bueno ¿no?
-          No sabemos si es bueno o no – Suelta mi padre súbitamente – La cosa es que la mayoría que ha tenido visiones prematuras, pues… Han fallecido.
Siento como el corazón se me paralizara, ¿Qué ha dicho? ¿He oído bien?
-          No, no puede ser. Yo no me noto rara, solo sé que no tengo fuerzas pero nada más y… Un momento – Sonrío con esperanza -  La visión ha sido sobre mí, mi futuro. Eso quiere decir algo. Sé que quiere decir algo.
-          ¿Qué has tenido una visión sobre ti? – Pregunta sorprendida mi madre.
Asiento con la cabeza.
-          Mama, eres una de las hechiceras más poderosas del mundo. Dímelo sinceramente. Si he tenido una visión del futuro es que viviré lo que he visto ¿no?
Se queda un rato pensativa y su rostro tenso se suaviza.
-          En un principio sí. ¿Qué has visto en esa visión?
-          Ha sido muy extraño… Al principio solo he visto el campo de batalla y luego una chica ha entrado sollozando. Al mirar al, frente he visto que esa chica era yo. Pero no me acuerdo de más… - Prefiero guardarme los detalles para mi sola.
Mi madre mira a mi padre y asiente.
-          Quédate cuidando de Kate, yo volveré en seguida.
-          ¿A dónde vas? – Le pregunto alarmada.
-          A hablar con tu abuela sobre lo que te ha pasado. Quiero ir a por lo seguro y no quiero que te pase nada.
Y dicho esto, sale de mi habitación y mi padre y yo nos quedamos en silencio. Solos.
-          Vamos a levantarte. – Me dice al cabo de un rato.
Intento con todas mis fuerzas agarrarme a sus brazos y ponerme de pie, y lo consigo.
-          A mama le preocupa mucho esto ¿No?
-          ¿Por qué dices eso? – Dice haciéndose el sorprendido.
-           Papa… Tú sabes mejor que nadie que la abuela y ella no se hablan desde hace años. Su orgullo les supera, y si mama ha decidido llamar a la abuela es que le preocupa mucho.
Se encoje de hombros.
-          Supongo que tendrás razón, pero no te preocupes demasiado Kate. Que tu madre se preocupe tiene un pase, pero tú no. ¿Entendido?
Asiento con la cabeza.
-          ¿Puedes andar? – Pregunta cambiando de tema.
Intento mover mi pierna izquierda hacia delante pero no tengo fuerzas para levantarme. Si mi padre no me hubiera agarrado me habría caído de bruces contra el suelo.
-          ¿Por qué se supone que pasa esto? - -Le pregunto mientras me ayuda a tumbarme en la cama.
-          Eso no lo sé, pero lo que a ti te está pasando le suele pasar a todo el mundo. Incluso a tu madre le pasó.
Se va de mi cuarto, al cabo de cinco minutos vuelve con un vaso de agua. Para cuando ha venido yo  ya estaba andando con normalidad. No quería estar tumbada en la cama. Quería saber si ya tenía fuerzas. Y las tengo.
-          Bien, - comienza a decir – ahora ya sabemos que puedes andar así que yo creo que un descanso no te vendría mal…
-          ¿No dejarás que me muera mientras me duermo no? – Bromeo.
El niega con la cabeza sonriendo.
-          No pienso quitarte ojo en toda la noche.
Me echo a reír y lo echo diciéndole que necesito intimidad. Me tumbo en la cama y al instante de cerrar los ojos, me duermo.